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martes, 14 de noviembre de 2017

La bella durmiente.


La bella durmiente.






La bella durmiente del bosque. 

(Para conocer el significado haz clic sobre las palabras resaltadas)


Había una vez un rey y una reina que estaban tan afligidos por no tener hijos. Al fin, la reina quedó encinta y dio a luz una hija. 

Fuente: Materialeducativoparamaestros (2015)

Se hizo un hermoso bautizo, después de las ceremonias del bautizo, todos los invitados volvieron al palacio del rey, donde había un gran festín para las hadas. Delante de cada una de ellas habían colocado un magnífico juego de cubiertos en un estuche de oro macizo, donde había una cuchara, un tenedor y un cuchillo de oro fino, adornado con diamantes y rubíes. Cuando cada cual se estaba sentando a la mesa, vieron entrar a un hada muy vieja que no había sido invitada, porque hacía más de cincuenta años que no salía de una torre y la creían muerta o hechizada. El rey le hizo poner un cubierto, pero no había forma de darle un estuche de oro macizo como a las otras, pues sólo se habían mandado a hacer siete, para las siete hadas. 

La vieja creyó que la despreciaban y murmuró entre dientes algunas amenazas. Una de las hadas jóvenes que se hallaba cerca la escuchó y escondió tras la cortina, a fin de hablar la última y poder así reparar en lo posible el mal que la vieja hubiese hecho. Entretanto, las hadas comenzaron a conceder sus dones a la princesita. La primera le otorgó el don de ser la persona más bella del mundo, la siguiente, el de tener el alma de un ángel, la tercera, el de poseer una gracia admirable en todo lo que hiciera, la cuarta, el de bailar a las mil maravillas, la quinta, el de cantar como un ruiseñor, y la sexta, el de tocar toda clase de instrumentos musicales a la perfección. 

Llegado el turno de la vieja hada, esta dijo, que la princesa se pincharía la mano con un huso, lo que le causaría la muerte. Este don terrible hizo temblar a todos los asistentes y todos comenzaron a llorar. En ese momento, el hada joven salió de su escondite y en voz alta pronunció estas palabras: —Tranquilos, rey y reina, su hija no morirá; es verdad que no tengo poder suficiente para deshacer por completo lo que mi antecesora ha hecho. La princesa se clavará la mano con un huso; pero en vez de morir, sólo caerá en un sueño profundo que durará cien años, al cabo de los cuales el hijo de un rey llegará a despertarla.

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Fuente: Materialeducativoparamaestros (2015)

Un día en que el rey y la reina habían ido ausentado, sucedió que la joven princesa, correteando por el castillo, subiendo de cuarto en cuarto, llegó a lo alto de una torre, a una pequeña buhardilla donde una anciana estaba sola hilando su copo. Esta buena mujer no había oído hablar de las prohibiciones del rey para hilar en huso. 

 —¿Qué haces aquí, buena mujer? —Dijo la princesa. 

—Estoy hilando, mi bella niña. —Le respondió la anciana, que no la conocía. 

—¡Ah! qué lindo es, replicó la princesa, ¿cómo lo haces? Enséñame, a ver si yo también puedo. 

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Fuente: PakaPaka.

No hizo más que coger el huso, cuando se clavó la mano con él y cayó desmayada. La buena anciana, muy confundida, clama socorro. Llegan de todos lados, echan agua al rostro de la princesa, le golpean las manos, pero nada la reanima.

Entonces el rey hizo poner a la princesa en el aposento más hermoso del palacio, sobre una cama bordada en oro y plata. Se veía tan bella que parecía un ángel, pues el desmayo no le había quitado sus vivos colores: sus mejillas eran rosadas y sus labios como el coral; sólo tenía los ojos cerrados, pero se la oía respirar suavemente, lo que demostraba que no estaba muerta. 

Fuente: Materialeducativoparamaestros (2015)

El rey ordenó que la dejaran dormir en reposo, hasta que llegara su hora de despertar. El hada buena que le había salvado la vida, al hacer que durmiera cien años, se hallaba lejos cuando ocurrió el accidente de la princesa; pero cuando recibió la noticia, el hada partió de inmediato. 

Ella aprobó todo lo que el rey había hecho; pero como era muy previsora, pensó que cuando la princesa llegara a despertar, se sentiría muy confundida al verse sola en este viejo palacio. Hizo lo siguiente: tocó con su varita todo lo que había en el castillo (salvo al rey y a la reina), damas de honor, mucamas, oficiales, mayordomos, cocineros, tocó también todos los caballos que estaban en las caballerizas, con los palafreneros, los grandes perros de gallinero, la perrita de la princesa que estaba junto a ella sobre el lecho. Junto con tocarlos, se durmieron todos, para que despertaran al mismo tiempo que su ama, a fin de que estuviesen todos listos para atenderla llegado el momento. Todo esto se hizo en un instante: las hadas no tardaban en realizar su tarea. 

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Fuente: Segura, M. (2016)

Entonces el rey y la reina luego de besar a su querida hija, sin que ella despertara, salieron del castillo e hicieron publicar prohibiciones de acercarse a él a quienquiera que fuese en todo el mundo. Estas prohibiciones no eran necesarias, pues rapidamente creció alrededor del castillo muchos árboles que dificultaba la entrada al castillo. 

Después de cien años, el hijo de un rey que gobernaba en ese momento y que no era familia de la princesa dormida se fue de caza por esos lados; preguntó:

- ¿De quién es ese castillo que se divisa por las montañas?

Unos decían que era un castillo repleto de fantasma, otro que vivían brujas.

El príncipe no sabía qué creer, hasta que un viejo campesino tomó la palabra y le dijo: 

—Príncipe, hace más de cincuenta años escuche decir a mi padre que había en ese castillo una princesa, la más bella del mundo, que dormiría durante cien años y sería despertada por el hijo de un rey a quien ella estaba destinada. 

Al escuchar este discurso, el joven príncipe se sintió sorprendido; creyó sin vacilar que él pondría fin a tan hermosa aventura; e impulsado por el amor y la gloria, resolvió investigar al instante de qué se trataba. 

Apenas avanzó hacia el bosque, esos enormes árboles, aquellas zarzas y espinas se apartaron para dejarlo pasar: caminó hacia el castillo que veía al final de una gran avenida donde penetró, pero, ante su extrañeza, vio que ninguna de esas personas había podido seguirlo porque los árboles se habían cerrado tras él. 

Fuente: Materialeducativoparamaestros (2015)

Continuó sin embargo su camino: un príncipe joven y enamorado es siempre valiente. Llegó a un gran patio de entrada donde todo lo que apareció ante su vista era para helarlo de temor. Reinaba un silencio espantoso, por todas partes se presentaba la imagen de la muerte, era una de cuerpos tendidos de hombres y animales, que parecían muertos. Pero se dio cuenta, que sólo estaban dormidos.

Atraviesa un gran patio pavimentado de mármol, sube por la escalera, llega a la sala de los guardias que estaban formados en hilera, la carabina al hombro, roncando a más y mejor. Atraviesa varias cámaras llenas de caballeros y damas, todos durmiendo, unos de pie, otros sentados; entra en un cuarto todo dorado, donde ve sobre una cama, cuyas cortinas estaban abiertas, el más bello espectáculo que jamás imaginara: una princesa que parecía tener quince o dieciséis años, cuyo brillo resplandeciente tenía algo luminoso y divino. 

Fuente: Materialeducativoparamaestros (2015)

Se acercó temblando y en actitud de admiración se arrodilló junto a ella. Entonces, como había llegado el término del hechizo, la princesa despertó; y mirándolo con ojos más tiernos de lo que una primera vista parecía permitir: 

—¿Eres tú, príncipe mío? —dijo ella—, bastante me has hecho esperar. 

El príncipe, atraído por estas palabras y más aún por la forma en que habían sido dichas, no sabía cómo demostrarle su alegría y gratitud; le aseguró que la amaba más que a sí mismo. 

Entretanto, el palacio entero se había despertado junto con la princesa; todos se disponían a cumplir con su tarea; el príncipe ayudó a la princesa a levantarse y vio que estaba toda vestida, y con gran magnificencia; pero se abstuvo de decirle que sus ropas eran de otra época. Pasaron a un salón de espejos y allí cenaron, atendido por los servidores de la princesa; violines interpretaron piezas antiguas pero excelentes, que ya no se tocaban desde hacía casi cien años; y después de la cena, sin pérdida de tiempo, el capellán los casó en la capilla del castillo.

Fuente: Materialeducativoparamaestros (2015)






Referencia.


Materialeducativoparamaestros (2015). Cuento de la bella durmiente. Recuperado de https://materialeducativoparamaestros.blogspot.com.co/2015/08/cuento-de-la-bella-durmiente.html

PakaPaka (productor). La bella durmiente. Argentina [cinta cinematográfica]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=wP_fEnBry_w

Perrault, C. (1628-1703). La bella durmiente del bosque. Obras clásicas de siempre. Recuperado dehttp://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/CuentosMas/Durmiente.pdf

Segura, M. (2016). La bella durmiente en el bosque. Recuperado de https://bibliotecadeloscuentos.wordpress.com/2016/02/20/la-bella-durmiente-en-el-bosque/

El gato con botas.

El gato con botas.








El gato con botas.


(Para conocer el significado de las palabras desconocidas haz clic sobre las palabras subrayadas)  

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Fuente: Crivello, 2005.

Había un molinero que, al morir, dejó a sus tres hijos como única herencia su molino, su burro y su gato. El reparto fue simple.  

El mayor recibió el molino y el segundo se quedó con el burro; el hermano menor, a quien tocó sólo el gato, se lamentaba de su mísera herencia: 

— Mis hermanos —decía— podrán ganarse la vida convenientemente trabajando juntos. Pero lo que es yo, después de comerme a mi gato y de hacerme un par de guantes con su piel, me moriré de hambre. 

El gato escuchaba estas palabras pero se hacía el desentendido. De pronto le dijo a su amo, en tono serio y pausado: 

— No te aflijas, mi señor. Tan sólo proporcionadme una bolsa y un par de botas para andar por entre los matorrales, y veras que nuestra herencia no es tan pobre como ahora piensa.


Fuente: Muchoscuentos.com

Aunque al oír esto el amo del gato no se hizo grandes ilusiones, lo había visto dar tantas muestras de agilidad y astucia para cazar ratas y ratones, como colgarse de los pies o esconderse en la harina para parecer el muerto, que abrigó alguna esperanza de verse socorrido por él en su miseria. 

Cuando el gato obtuvo lo que había pedido, se colocó las botas y se echó la bolsa al cuello, sujetándose los cordones de esta con las dos patas delanteras. Luego se dirigió a un campo donde había muchos conejos. Puso afrecho y hierbas en su saco y, acostado en el suelo como si estuviese muerto, aguardó a que algún conejo, poco versado aún en las trampas de este mundo, viniera a meter su hocico en la bolsa para comer lo que había dentro. Apenas se había recostado el gato cuando vio cumplido su plan, pues un conejito se metió en el saco. Entonces el gato, tirando de los cordones lo encerró.

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Fuente: Chiquipedia.com


Muy ufano con su presa, fue donde el rey y pidió hablar con él. Lo hicieron subir a los aposentos de Su Majestad, donde al entrar hizo el gato una elegante reverencia ante el rey, y le dijo:

 —He aquí, Majestad, un conejo de campo que mi señor, el Marqués de Carabás —había inventado ese nombre para su amo—, me ha encargado obsequiarlos de su parte.

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Fuente: Cuentosinfantiles.

El gato continuó así durante dos o tres meses, llevándole al rey productos de caza de parte de su amo. Un día supo que el rey iría a pasear a orillas del río con su hija, de quien se decía que era la princesa más hermosa del mundo. 

—Si quieres seguir mi consejo —dijo el gato a su amo—, nuestra fortuna está hecha. Sólo tienes que bañarte en el río, en el sitio que yo te indique, y de lo demás me encargaré yo. 

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Fuente: Cuentosinfantiles.
El supuesto Marqués de Carabás hizo lo que su gato le dijo. Mientras se estaba bañando, pasó por ahí el rey, y en ese momento el gato se puso a gritar con todas sus fuerzas: 

—¡Socorro, socorro! ¡El señor Marqués de Carabás se está ahogando! 

Al oír los gritos, el rey asomó la cabeza por la portezuela de su carroza y, reconociendo al gato que tantas veces le había llevado sabrosas piezas de caza, ordenó a sus guardias que fueran a socorrer al Marqués de Carabás. Mientras sacaban del río al pobre hijo del molinero, el gato se acercó a la carroza y le explicó al rey que unos ladrones se habían llevado todas las ropas de su amo mientras éste se bañaba (el pícaro del gato las había escondido bajo una enorme piedra), y que de nada había servido que el Marqués y él mismo gritaran “¡al ladrón!” con toda la fuerza de sus pulmones. 

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Fuente: Cuentosinfantiles

El rey ordenó a los encargados de su guardarropa que sin demora fuesen al palacio en busca de las más bellas vestiduras para el señor Marqués de Carabás. Luego el rey le hizo mil atenciones, y como el hermoso traje que le acababan de dar realzaba su figura, ya que el joven y apuesto, la hija del rey lo encontró muy de su agrado. Bastó que el Marqués de Carabás le dirigiera dos o tres miradas sumamente respetuosas, aunque disimuladamente tiernas, para que la muchacha se enamorara perdidamente de él. 

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Fuente: Ruiz. A. (2007)

El rey lo invitó a que subiera a su carroza y lo acompañara en el paseo. El gato, encantado, se adelantó al grupo y, encontrando un poco más allá a unos campesinos que segaban un prado, les dijo: 


—Buenos segadores, si no dices al rey que el prado que estás segando pertenece al Marqués de Carabás, los matare. 

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Fuente: Ruiz. A. (2007)


El rey preguntó a los segadores a quién pertenecía ese prado que estaban segando. 

—Al señor Marqués de Carabás —dijeron a una sola voz. 

—Tienes aquí una hermosa heredad —dijo el rey al Marqués de Carabás. 

—Veras, Majestad, es una tierra que produce con abundancia todos los años. 


El maestro gato, que iba siempre delante, encontró luego a unos campesinos que cosechaban, y les dijo: 

—Buena gente que estas cosechando, si no dices que todos estos campos pertenecen al Marqués de Carabás, los mataré. 


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Fuente: Ruiz. A. (2007)


Momentos después pasó por allí el rey, y quiso también saber a quién pertenecían los campos que veía. 

—Son del señor Marqués de Carabás —contestaron los campesinos, y nuevamente el rey felicitó al Marqués. 


El gato, que seguía delante de la carroza, iba diciendo siempre lo mismo a todos cuantos encontraba, de modo que luego el rey se mostraba verdaderamente asombrado ante las innumerables riquezas que poseía el señor Marqués de Carabás. 


Finalmente el maestro gato llegó frente a un hermoso e imponente castillo. Su dueño era el ogro más rico y poderoso del que jamás se hubiera tenido noticia, pues todas las tierras por donde había pasado la comitiva real pertenecían, en realidad, a este castillo. 

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Fuente: Bernyart (2007)


El gato, que tuvo la precaución de informarse acerca de quién era este ogro y de ciertos prodigios que era capaz de hacer, solicitó hablar con él, diciendo que no había querido pasar tan cerca de su castillo sin tener el honor de hacerle una reverencia. El ogro lo recibió en la forma más cortés que puede hacerlo un ogro, y tras beber una copa de vino lo invitó a descansar. 


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Fuente: Ruiz. A. (2007)

—Me han dicho —dijo de pronto el gato— que tu puedes convertirte en cualquier clase de animal. Que puedes, por ejemplo, transformaros en un león o en un elefante. 

—Cierto es —respondió el ogro—, y para demostrarlo haré ver cómo me convierto en león. 


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Fuente: Muchoscuentos.com

Tanto se asustó el gato al ver a un león, que en un abrir y cerrar de ojos se trepó a las canaletas del techo. 

Un rato después, viendo que el ogro había vuelto a la normalidad, bajó y confesó al ogro que había tenido realmente mucho miedo. 


—Me han asegurado además —agregó el gato—, pero esto sí que no puedo creerlo, que tu tienes asimismo el poder de transformarte en el más pequeño de los animales; por ejemplo, que puedes convertirte en un ratón. Te confieso que esto sí que me parece imposible


—¿Imposible? —repuso el ogro—. Ya lo veras. Y al decir esto se transformó en un ratón que se lanzó a corretear por el piso. 


Ni corto ni perezoso, el gato se le echó encima y de un solo bocado se lo tragó. 


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Fuente: Guisasola.


Entretanto el rey, que al pasar por esos parajes había visto el hermoso castillo del ogro, quiso entrar en él. Al oír el ruido del carruaje que atravesaba el puente levadizo, el gato corrió adelante y le dijo al rey: 


— Su majestad sea bienvenida al castillo del señor Marqués de Carabás. —¡Cómo, señor Marqués! —exclamó el rey—. ¡También este castillo le pertenece! Nada he visto más bello que este patio y todos estos majestuosos edificios que lo rodean. Hazme el favor de muestramelo por dentro. 


El Marqués ofreció su mano a la joven princesa y, siguiendo al rey que iba primero, entró con ella a una gran sala donde encontraron servida una magnífica cena. El ogro la había mandado preparar para unos amigos suyos que vendrían a visitarlo ese mismo día; éstos, sin embargo, no se habían atrevido a entrar al saber que el soberano se encontraba allí. 


El rey, encantado con todas las buenas cualidades del señor Marqués de Carabás —al igual que su hija, quien ya estaba loca de amor por él—, y observando además los valiosos bienes que poseía, le dijo al joven, después de haber bebido cinco o seis copas: 


—Sólo dependerá de ti, señor Marqués, que seas mi yerno. 


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Fuente: Ruiz. A. (2007)


El Marqués, haciendo grandes reverencias, aceptó el honor que le hacía Su Majestad, y ese mismo día se desposó con la princesa. A su lado, el gato se convirtió en un gran señor, y si alguna vez volvió a correr tras las ratas no lo hizo sino como diversión.







Referencia.


Audiocuentosinfantiles (2014). El gato con botas [cinta cinematográfica]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=0tI8_5kFIxA

PakaPaka (productor). El gato con botas. Argentina [cinta cinematográfica]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=2GjoYiqrexU&t=87s

Bernyarte. (2007). El gato con botas. [Blogger). Recuperado de https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi18Tua9NuKqLkYC578ttm5IiZMrgdlwJ7Nj0zFzZ4t5L9c3RqL9fteVsCOVX7h-RB6HjrvjMYvLVUxnmUd0Vbh2OZtSVP13YUrqsBpj9b7BA6PzUynAJjMYXNHlU_NP5pZHkFrzHyfu823/s320/GATOBOTAS_COMPLETO19+copia.jpg

Beyer, H; Cussen, A; Fontaine, A. y L. Fontaine (2004). El gato con botas. Colección Cuenta contigo, (2), Santiago: Centro de Estudios Públicos.

Crivello, J. (2005). El gato con botas. Recuperado de http://retratodelinfierno.typepad.com/retratodelinfierno/2005/11/el_gato_con_bot.html

Cuentosinfantiles. El gato con botas. Recuperado de https://www.chiquipedia.com/cuentos-infantiles-cortos/cuentos-tradicionales/el-gato-con-botas/

Guisasola. El gato con botas [Blogger]. Recuperado de http://biblio-cuentos.blogspot.com/2015/01/el-gato-con-botas-charles-perrault.html

Muchoscuentos.com. El gato con botas. Recuperado de https://muchoscuentos.jimdo.com/cuentos-cl%C3%A1sicos/el-gato-con-botas/

Ruiz, A. (2007). El gato con botas. [Blogger]. Recuperado de http://www.cuentosyfabulas.es/2013/07/el-gato-con-botas-cuentos-infantiles.html

Las habichuelas mágicas

Las habichuelas mágicas.






Las habichuelas mágicas. 

(Para conocer el significado haz clic sobre las palabras resaltadas) 

Jack vivía con su madre, que era viuda, en una cabaña del bosque. Con el tiempo fue empeorando la situación familiar, la madre determinó mandar a Jack a la ciudad, para que allí intentase vender la única vaca que poseían. El niño se puso en camino, llevando atado con una cuerda al animal.

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Fuente: Ruiz, A. (2007)

Se encontró con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas. 

- Son maravillosas - explicó aquel hombre - Si te gustan, te las daré a cambio de la vaca.

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Fuente: Segura, K. (2013)

Así lo hizo Jack, y volvió muy contento a su casa. Pero su mamá, disgustada al ver la necedad del niño, cogió las habichuelas y las arrojó a la calle. Después se puso a llorar.

Cuando se levantó Jack al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las
habichuelas habían crecido tanto durante la noche, que las ramas se perdían de vista. Se puso a trepar por la planta, y sube que sube, llegó a un país desconocido.


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Fuente: Audiocuentosinfantiles (2014)

Entró en un castillo y vio a un malvado gigante que tenía una gallina que ponía un 
huevo de oro cada vez que él se lo mandaba.

Esperó el niño a que el gigante se durmiera, y tomando la gallina, escapó con ella. Llegó a las ramas de las habichuelas, y descolgándose, tocó el suelo y entró en la cabaña.

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Fuente: Ruiz, A. (2007)

La madre se puso muy contenta. Y así fueron vendiendo los huevos de oro, y con su producto vivieron tranquilos mucho tiempo, hasta que la gallina se murió y Jack tuvo que trepar por la planta otra vez, dirigiéndose al castillo del gigante.

Se escondió tras una cortina y pudo observar como el dueño del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de una bolsita de cuero.


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Fuente: Ruiz. A. (2007)

En cuanto se durmió el gigante, salió Jack y, recogiéndo la bolsita de cuero, echo a correr hacia la planta gigantesca y bajó a su casa. Así la viuda y su hijo tuvieron dinero para ir viviendo mucho tiempo.

Sin embargo, llegó un día en que el la bolsita de cuero del dinero quedó completamente vacío.

Jack por tercera vez trepo las ramas de la planta, entonces vió al ogro guardar en un cajón una cajita que, cada vez que se levantaba la tapa, dejaba caer una moneda de oro.

Cuando el gigante salió de la estancia, cogió el niño la cajita prodigiosa y se la guardó.

Desde su escondite Jack vio que el gigante se tumbaba en un sofá, y un arpa, oh maravilla!, tocaba sóla, sin que mano alguna pulsara sus cuerdas, una delicada música. El gigante, mientras escuchaba aquella melodía, fue cayendo en el sueño poco a poco.


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Fuente: Fuente: Audiocuentosinfantiles (2014)

Apenas vio Jack que el gigante estaba dormido, cogió el arpa y echó a correr. Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada por Jack, empezó a gritar:

- Señor amo, despierte usted, que me roban!

Se despertó sobresaltado el gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores:

-Señor amo, que me roban!

Viendo lo que ocurría, el gigante salió en persecución de Jack.

Resonaban a espaldas del niño pasos del gigante, cuando, ya cogido a las ramas
empezaba a bajar. Se daba mucha prisa, pero, al mirar hacia la altura, vio que
también el gigante descendía hacia él.

No había tiempo que perder, y así que gritó Jack a su madre, que estaba en casa preparando la comida:

-Madre, tráigame el hacha en seguida, que me persigue el gigante!

Acudió la madre con el hacha, y Jack, de un certero golpe, cortó el tronco de la
trágica habichuela.


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Fuente: Enclavedeniños (2010)

Al caer, el gigante se estrelló, pagando así sus fechorías; Jack y su madre vivieron felices con el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de oro.





FIN.





Referencia.

Audiocuentos infantiles (2014) (Productor). Las habichuelas mágicas.  [cinta cinematográfica]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=I8K6MljAJfU

Biblio. Las habichuelas mágicas. Recuperado de http://biblio3.url.edu.gt/Libros/a_mag.pdf

Enclavedeniños (2010). Las habichuelas mágicas. Recuperado de https://sinalefa2.wordpress.com/2010/10/22/las-habichuelas-mgicas-h-c-andersen/

PakaPaka (productor). Las habichuelas mágicas. Argentina [cinta cinematográfica]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=pYrdvGuRgiU&t=415s

Ruiz, A. (2007). Las habichuelas mágicas. Recuperado de http://www.cuentosyfabulas.es/2014/10/las-habichuelas-magicas-cuentos-para.html

Segura, K. (2013). Las habichuelas mágicas de Hans Christian Andersen. Recuperado de http://lamaldiciondelpais.blogspot.com.co/2013/09/las-habichuelas-magicas-de-hans.html

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