El gato con botas.
(Para conocer el significado de las palabras desconocidas haz clic sobre
las palabras subrayadas)
Fuente: Crivello, 2005. |
Había un molinero que, al morir, dejó a sus tres hijos como única
herencia su molino, su burro y su gato. El reparto fue simple.
El mayor recibió el molino y el segundo se quedó con el burro; el
hermano menor, a quien tocó sólo el gato, se lamentaba de su mísera herencia:
— Mis hermanos —decía— podrán ganarse la vida convenientemente
trabajando juntos. Pero lo que es yo, después de comerme a mi gato y de hacerme
un par de guantes con su piel, me moriré de hambre.
El gato escuchaba estas palabras pero se hacía el desentendido. De
pronto le dijo a su amo, en tono serio y pausado:
— No te aflijas, mi señor.
Tan sólo proporcionadme una bolsa y un par de botas para andar por entre los
matorrales, y veras que nuestra herencia no es tan pobre como ahora
piensa.
Fuente: Muchoscuentos.com |
Aunque al oír esto el amo del gato no se hizo grandes ilusiones, lo había visto dar tantas muestras de agilidad
y astucia para cazar ratas y ratones, como colgarse de los pies o esconderse en la harina para parecer el muerto,
que abrigó alguna esperanza de verse socorrido por él en su miseria.
Cuando el gato obtuvo lo que había pedido, se colocó las botas y se echó la bolsa al cuello, sujetándose los
cordones de esta con las dos patas delanteras. Luego se dirigió a un campo donde había muchos conejos. Puso
afrecho y hierbas en su saco y, acostado en el suelo como si estuviese muerto, aguardó a que algún conejo,
poco versado aún en las trampas de este mundo, viniera a meter su hocico en la bolsa para comer lo que había
dentro. Apenas se había recostado el gato cuando vio cumplido su plan, pues un conejito se metió
en el saco. Entonces el gato, tirando de los cordones lo encerró.
Fuente: Chiquipedia.com |
Muy ufano con su presa, fue donde el rey y pidió hablar con él. Lo hicieron subir a los aposentos de Su
Majestad, donde al entrar hizo el gato una elegante reverencia ante el rey, y le dijo:
—He aquí, Majestad, un conejo de campo que mi señor, el Marqués de Carabás —había inventado ese nombre
para su amo—, me ha encargado obsequiarlos de su parte.
Fuente: Cuentosinfantiles. |
El gato continuó así durante dos o tres meses, llevándole al rey productos de caza de parte de su amo. Un día supo que el rey iría
a pasear a orillas del río con su hija, de quien se decía que era la princesa
más hermosa del mundo.
—Si quieres seguir mi consejo —dijo el gato a su amo—, nuestra fortuna
está hecha. Sólo tienes que bañarte en el río, en el sitio que yo te indique,
y de lo demás me encargaré yo.
Fuente: Cuentosinfantiles. |
El supuesto Marqués de Carabás hizo lo que su gato le dijo. Mientras se estaba bañando, pasó por
ahí el rey, y en ese momento el gato se puso a gritar con todas sus
fuerzas:
—¡Socorro, socorro! ¡El señor Marqués de Carabás se está ahogando!
Al oír los gritos, el rey asomó la cabeza por la portezuela de su
carroza y, reconociendo al gato que tantas veces le había llevado sabrosas
piezas de caza, ordenó a sus guardias que fueran a socorrer al
Marqués de Carabás. Mientras sacaban del río al pobre hijo del molinero, el
gato se acercó a la carroza y le explicó al rey que unos ladrones se habían
llevado todas las ropas de su amo mientras éste se bañaba (el pícaro del gato
las había escondido bajo una enorme piedra), y que de nada había servido que el
Marqués y él mismo gritaran “¡al ladrón!” con toda la fuerza de sus
pulmones.
Fuente: Cuentosinfantiles |
El rey ordenó a los encargados de su guardarropa que sin demora fuesen
al palacio en busca de las más bellas vestiduras para el señor Marqués de
Carabás. Luego el rey le hizo mil atenciones, y como el hermoso traje que le
acababan de dar realzaba su figura, ya que el joven y apuesto, la hija del rey lo encontró muy de su agrado. Bastó que el Marqués de Carabás
le dirigiera dos o tres miradas sumamente respetuosas, aunque disimuladamente
tiernas, para que la muchacha se enamorara perdidamente de él.
Fuente: Ruiz. A. (2007) |
El rey lo invitó a que subiera a su carroza y lo acompañara en el paseo.
El gato, encantado, se adelantó al grupo y, encontrando un poco más allá a unos campesinos que segaban un
prado, les dijo:
—Buenos segadores, si no dices al rey que el prado que estás segando
pertenece al Marqués de Carabás, los matare.
Fuente: Ruiz. A. (2007) |
El rey preguntó a los segadores a quién pertenecía ese
prado que estaban segando.
—Al señor Marqués de Carabás —dijeron a una sola voz.
—Tienes aquí una hermosa heredad —dijo el rey al Marqués de
Carabás.
—Veras, Majestad, es una tierra que produce con abundancia todos los
años.
El maestro gato, que iba siempre delante, encontró luego a unos
campesinos que cosechaban, y les dijo:
—Buena gente que estas cosechando, si no dices que todos estos campos
pertenecen al Marqués de Carabás, los mataré.
Fuente: Ruiz. A. (2007) |
Momentos después pasó por allí el rey, y quiso también saber a quién
pertenecían los campos que veía.
—Son del señor Marqués de Carabás —contestaron los campesinos, y
nuevamente el rey felicitó al Marqués.
El gato, que seguía delante de la carroza, iba diciendo siempre lo mismo
a todos cuantos encontraba, de modo que luego el rey se mostraba verdaderamente
asombrado ante las innumerables riquezas que poseía el señor Marqués de
Carabás.
Finalmente el maestro gato llegó frente a un hermoso e imponente
castillo. Su dueño era el ogro más rico y poderoso del que jamás se hubiera
tenido noticia, pues todas las tierras por donde había pasado la comitiva real
pertenecían, en realidad, a este castillo.
Fuente: Bernyart (2007) |
El gato, que tuvo la precaución de informarse acerca de quién era este
ogro y de ciertos prodigios que era capaz de hacer, solicitó hablar con él,
diciendo que no había querido pasar tan cerca de su castillo sin tener el honor
de hacerle una reverencia. El ogro lo recibió en la forma más cortés que puede
hacerlo un ogro, y tras beber una copa de vino lo invitó a descansar.
Fuente: Ruiz. A. (2007) |
—Me han dicho —dijo de pronto el gato— que tu puedes convertirte en cualquier clase de animal. Que puedes, por ejemplo, transformaros
en un león o en un elefante.
—Cierto es —respondió el ogro—, y para demostrarlo haré ver cómo me convierto en león.
Fuente: Muchoscuentos.com |
Tanto se asustó el gato al ver a un león, que en un abrir y cerrar de ojos se trepó a las canaletas del techo.
Un rato después, viendo que el ogro había vuelto a la normalidad,
bajó y confesó al ogro que había tenido realmente mucho miedo.
—Me han asegurado además —agregó el gato—, pero esto sí que no puedo
creerlo, que tu tienes asimismo el poder de transformarte en el más pequeño de
los animales; por ejemplo, que puedes convertirte en un ratón. Te confieso que
esto sí que me parece imposible.
—¿Imposible? —repuso el ogro—. Ya lo veras. Y al decir esto se
transformó en un ratón que se lanzó a corretear por el piso.
Entretanto el rey, que al pasar por esos parajes había visto el hermoso castillo del ogro, quiso entrar en él. Al oír el ruido del carruaje que
atravesaba el puente levadizo, el gato corrió adelante y le dijo al rey:
— Su majestad sea bienvenida al castillo del señor Marqués de
Carabás. —¡Cómo, señor Marqués! —exclamó el rey—. ¡También este castillo le pertenece! Nada he visto más bello que este patio y todos estos majestuosos
edificios que lo rodean. Hazme el favor de muestramelo por dentro.
El Marqués ofreció su mano a la joven princesa y, siguiendo al rey que
iba primero, entró con ella a una gran sala donde encontraron servida una
magnífica cena. El ogro la había mandado preparar para unos amigos suyos que
vendrían a visitarlo ese mismo día; éstos, sin embargo, no se habían atrevido a
entrar al saber que el soberano se encontraba allí.
El rey, encantado con todas las buenas cualidades del señor Marqués de
Carabás —al igual que su hija, quien ya estaba loca de amor por él—, y
observando además los valiosos bienes que poseía, le dijo al joven, después de
haber bebido cinco o seis copas:
El Marqués, haciendo grandes reverencias, aceptó el honor que le hacía
Su Majestad, y ese mismo día se desposó con la princesa. A su lado, el gato se
convirtió en un gran señor, y si alguna vez volvió a correr tras las ratas no
lo hizo sino como diversión.
Referencia.
Audiocuentosinfantiles (2014). El gato con botas [cinta
cinematográfica]. Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?v=0tI8_5kFIxA
PakaPaka (productor). El gato con botas. Argentina [cinta
cinematográfica]. Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?v=2GjoYiqrexU&t=87s
Bernyarte. (2007). El gato con botas. [Blogger). Recuperado de https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi18Tua9NuKqLkYC578ttm5IiZMrgdlwJ7Nj0zFzZ4t5L9c3RqL9fteVsCOVX7h-RB6HjrvjMYvLVUxnmUd0Vbh2OZtSVP13YUrqsBpj9b7BA6PzUynAJjMYXNHlU_NP5pZHkFrzHyfu823/s320/GATOBOTAS_COMPLETO19+copia.jpg
Beyer, H; Cussen, A; Fontaine, A. y L. Fontaine (2004). El gato
con botas. Colección Cuenta contigo, (2), Santiago: Centro de Estudios
Públicos.
Crivello, J. (2005). El gato con botas. Recuperado
de http://retratodelinfierno.typepad.com/retratodelinfierno/2005/11/el_gato_con_bot.html
Cuentosinfantiles. El gato con botas. Recuperado
de https://www.chiquipedia.com/cuentos-infantiles-cortos/cuentos-tradicionales/el-gato-con-botas/
Guisasola. El gato con botas [Blogger]. Recuperado de http://biblio-cuentos.blogspot.com/2015/01/el-gato-con-botas-charles-perrault.html
Muchoscuentos.com. El gato con botas. Recuperado de https://muchoscuentos.jimdo.com/cuentos-cl%C3%A1sicos/el-gato-con-botas/
Guisasola. El gato con botas [Blogger]. Recuperado de http://biblio-cuentos.blogspot.com/2015/01/el-gato-con-botas-charles-perrault.html
Muchoscuentos.com. El gato con botas. Recuperado de https://muchoscuentos.jimdo.com/cuentos-cl%C3%A1sicos/el-gato-con-botas/
Ruiz, A. (2007). El gato con botas. [Blogger]. Recuperado de http://www.cuentosyfabulas.es/2013/07/el-gato-con-botas-cuentos-infantiles.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario